DIA 29

*MENSAJE*

«Ángel mío, cada alma que es consagrada a mi Corazón maternal, estará dotada con todos los méritos de mi gracia celestial. Esta le es dada sin ninguna restricción, pues se ha convertido en el cumplimiento de mi triunfo. Tú eres mi donativo de salvación, tú eres, al final, el testigo del Sagrado Corazón de mi Hijo y la manifestación de su amor y misericordia, por tu participación y dedicación en tu consagración a mi triunfante Corazón Inmaculado. Esto es lo que yo deseo que tu viertas sobre tu corazón, que permitas que la luz de mi Hijo sea mas conocida y Yo más amada. Este es su más caro deseo que yo anhelo ver cumplido».

*GUÍA*

En estos últimos tiempos, Nuestra Señora resplandecerá como nunca antes en misericordia, poder y gracia. En misericordia, para traer de regreso y amorosamente recibir a los pobres pecadores, y para traer conversión, consagración y renovación a la Santa Iglesia. En poder, Ella viene a traer un ejército potente contra la guerra levantada por Satanás quien alzará una rebelión contra Dios. En gracia, Ella resplandecerá en gracia, para sostener sus valientes soldados que combaten por su triunfo.

Más que todo, Nuestra Señora viene a hacer la guerra contra el demonio, porque el levantará una cruel persecución y pondrá terribles trampas en la senda de la santidad. Está escrito que en la gloria final del Triunfo, «Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya». (Génesis 3:15) Ella aplastará la cabeza del Demonio con su talón, esta enemistad es entre María y Satanás; es en esta batalla final en donde nos uniremos para proclamarla a Ella nuestra Reina «El Triunfo de su Inmaculado Corazón». Este triunfo comienza dentro de nuestros corazones donde por tanto tiempo ha estado dormido.

*DIRECCIÓN*

Nuestra Señora se manifiesta al mundo por medio de nuestra consagración; es así como estamos aptos para reflejar su gracia a toda la gente. Estamos llamados a ser los faros de verdad en la batalla por su Triunfo. Esta es una guerra hecha contra los hijos de María. Lo que Satanás ha perdido por su orgullo, María lo ha ganado por su humildad, lo que ha sido perdido por desobediencia, Nuestra Señora lo ha ganado por su completa sumisión y abandono.

Con el pecado original el paraíso que Dios creó fue perdido; pero María siendo una sierva fiel, ha venido a salvar a sus hijos. Estos hijos, que son también siervos junto con Ella, han consagrado todos los corazones ganados por Ella para el reinado del Sagrado Corazón de Jesús. Así es como esta batalla es establecida entre los hijos de la luz y los de la oscuridad. Es está la persecución que nosotros sentiremos más que nunca, debemos recordar que el espíritu humilde siempre vencerá sobre el orgullo.

*MEDITACIÓN*

¡Oh Inmaculado Corazón de María!, manifiesta en mí la gloria de tu Triunfo! Fortaléceme en la batalla, porque verdaderamente es ésta la más fiera conocida por la humanidad. Consígueme total abandono en mi consagración. Vísteme con la orden de batalla de la virtud, con la espada de la verdad como bandera de tu Triunfo.

Anímame, por medio de la convicción de sostener los valores y la moral enseñados en los mensajes del Evangelio. Fortifícame en mi plaza fuerte con la oración, para que pueda encontrar una invencible unidad contigo y tu esposo. Realza mi alma con la gracia para soportar la persecución y las pruebas que vendrán, para que pueda regocijarme en la gloria de tu Victoria Triunfante.

«En adelante todos los hombres dirán que soy feliz. En verdad el Todopoderoso hizo grandes cosas para mi» (Lucas 1: 48 – 49)

Coronilla de las virtudes

 

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