*MENSAJE*
«Mis queridos hijos: vengo a convocarlos a esta misión de paz, les prometo no separarme de vuestro lado, regresar a ustedes en mi sábado de cada mes, para prepararlos y enseñarles su parte en este plan divino de gracia.
Queridos hijos míos, los llamo aquí para completar todo lo que les he pedido; la hora para la culminación de mi mensaje de paz ha llegado, reúnanse todos fielmente para su consagración con el «Sí» a Dios Padre en el día de mi fiesta. A mi se me dará el camino para hacer posible sus deseos de ayudar en esta misión; vengan todos juntos bajo la guía de mi Corazón y de mis pastores escogidos. Plantaré en ustedes la semilla de la santidad por la cual crecerá la gracia y la virtud».
*GUÍA*
El propósito central de la consagración es crear la unión. Nuestra Señora concederá una gracia especial para infundir esta unión; es necesario que preparemos nuestras almas para recibir esta gracia santa, de otra manera quedaremos con solo una parte de lo que Ella había intentado conferirnos. Esta gracia no se puede manifestar con la perfección que ha sido diseñada si el alma no ha preparado el vaso en que será recibida; el alma recibirá solamente el nivel de gracia que está preparada para recibir.
El alma debe entonces reconocer la intención por la cual Nuestra Señora nos trae esta gracia y la expectativa de los frutos de esta gracia; nosotros deberíamos recordar que todas las gracias son puramente dones que son conferidos con el propósito de glorificar a Dios; este es el propósito final de cada uno de los dones del Cielo.
*DIRECCIÓN*
No se desanimen cuando encuentren que no han llegado a la perfección que ustedes querían; si se decepcionan por las imperfecciones que desean corregir, esto sería ceder a una gran ilusión de Satanás. El alma que siempre acaricia el deseo ardiente de avanzar en la virtud y se esfuerza continuamente en seguir adelante, podrá obtener, con la asistencia divina, la perfección que se puede alcanzar en esta vida; el descorazonamiento da lugar a que se pierda la esperanza en las gracias obtenidas por medio de tu voto a la consagración; la promesa de la consagración es la marca del vínculo eterno de un puro «FIAT».
*MEDITACIÓN*
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, por estas luces interiores infundidas en mi alma por medio tuyo en el momento de mi consagración, ayúdame a recibir y ganar la gracia; que yo busque continuamente la voluntad de Dios como tú lo hiciste y a ejecutarla sin reservas. Me ofrezco totalmente para privarme de todos los apegos mundanos, a sufrir la cruz que abrazo con pasión y permanecer firme a tu lado en orden de batalla, listo para defender el Triunfo de tu Inmaculado Corazón.
«Él se fijó en la felicidad que le estaba reservada, y por ella no hizo caso a la vergüenza de la cruz» (Hebreos 12:2)
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